La tradición remonta el origen de la basílica a la leyenda de Sainte-Véronique. En el siglo I de nuestra era, después de la muerte de la Virgen, Sainte-Véronique, Saint-Amadour y Saint-Martial de Palestina desembarcaron en Soulac-sur-Mer. Sainte-Véronique erigió allí un modesto oratorio en memoria de la Virgen, después de haber evangelizado el Médoc y los Bazadais. Probablemente fue en el siglo XI, cuando desembarcaron allí peregrinos procedentes de tierras inglesas, cuando se construyó esta abadía benedictina, catalogada como Monumento Histórico. La construcción de la iglesia románica no se completó hasta principios del siglo XII. En el siglo XVIII, la erosión de las dunas provocó el aterramiento casi total de la iglesia, que no fue despejada hasta mediados del siglo XIX. Este monumento está inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
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